La versión 2021 de Café con Aroma de Mujer —que ya está entrando en el último tramo de emisión— no logra alcanzar la propuesta audiovisual y narrativa de la novela original del gran Fernando Gaitán, quien creó una obra maestra del melodrama colombiano.
Es posible que para quienes fuimos televidentes de la telenovela, entre 1994 y 1995, la marca que dejó la producción sea tan grande que, ver los nuevos escenarios, los nuevos rostros y la vida moderna, se convirtió más en un choque emotivo que en un gancho de audiencia.
Uno de los grandes atributos de Café con Aroma de Mujer consistió en la exaltación de la región como escenario de la historia y, por supuesto, del café como producto nacional, así, la identidad regional jugó un papel fundamental en el éxito de la telenovela, esto sumado al aporte de la música en la estructura narrativa. Sin embargo, la versión 2021 está cargada de locaciones interiores y paisajes urbanos foráneos, que en mi criterio no tienen ni el alma ni la esencia de su predecesora. Especialmente, avanzados los capítulos la producción se encerró en el estudio.
Lo anterior se explica porque la novela fue creada para el público latino en Estados Unidos —hoy se emite por Telemundo— de tal manera que la atmósfera no es de aquí ni es de allá.
La atmósfera es la suma de varios elementos del lenguaje audiovisual, dos fundamentales son: la fotografía, es decir la iluminación y los tonos de esta, y el arte que contempla desde los espacios, casas, cafés, oficinas, etc. hasta la decoración usada: cuadros, muebles, accesorios. Allí hay una diferencia entre la versión original y el remake que, en mi opinión es pobre y desangelado, enmarcado en los estándares de las nuevas producciones que presentan imágenes en claro-oscuro y en este caso con tonos fríos, a diferencia de la novela de los 90 que lucía cálida y natural.
Punto aparte merece el elenco, sin decir que el cartel actual sea malo. Cuando se parte de una historia que es referente del género y del formato a nivel internacional es imposible evitar la comparación. Hay un abismo entre el Sebastián Vallejo interpretado por Guy Ecker y el caracterizado por William Levy que luce lejano y desconectado; Margarita Rosa de Francisco dejó un punto muy, pero muy alto en el papel de La Gaviota y esto le pasa factura a Laura Londoño, quien se esfuerza y se luce con su voz, pero no alcanza a llenar los zapatos de su predecesora.
La telenovela, que inicialmente se escribió para 80 capítulos, ya está en la recta final de su primera temporada, sin embargo, viendo los resultados de rating en nuestro país y las múltiples críticas no estoy muy seguro de que se haga una segunda tanda de este aguado café.
Zapping: Roberto Jairo Jaramillo y un combo de voceadores informaron “La recuperación de la Estación del Ferrocarril en Armenia, al igual que las de Salento, Montenegro y Quimbaya”, debido a un anuncio del director de Invías. Amanecerá y veremos, basta con hacer una búsqueda rápida en Google para encontrar titulares similares con el mismo protagonista desde el 2018. Algún asesor —que sepa de cultura y en particular de patrimonio— que le cuente al gobernador que eso no es solamente tener la plata, sino que requiere unos vistos buenos del MinCultura que no se quiere meter en ese berenjenal y resolver varios líos jurídicos. Y otro asesor que sepa de política— que le recuerde que esos son temas de las alcaldías ¿cómo andan las cosas con José Manuel?
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