Descargue Carmesí

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Carmesí es un libro ilustrado de Microcuentos, disponible bajo licencia Creative Commons 4.0 (CC,BY) escrito por Jorge Urrea. Siéntase libre de Descargarlo y compartirlo

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Común-mente Episodio 1 - Temporada 1

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miércoles, 16 de abril de 2025

Defensa del silencio y el foco

Vivimos en una época donde se ha vuelto sospechoso detenerse a pensar. La productividad se mide por la cantidad de tareas simultáneas que podemos realizar, no por la calidad del pensamiento que podemos generar. Frente a esta lógica de la prisa y la fragmentación, vale la pena preguntarse: ¿qué espacio le estamos dando al pensamiento profundo?

 

La pedagogía nos ofrece pistas. Un artículo clásico del ERIC Digest, escrito por Robert J. Stahl, destaca cómo pausas de apenas tres segundos después de una pregunta en clase —el llamado think-time— pueden mejorar radicalmente la calidad de las respuestas estudiantiles. Más reflexión, más precisión, más aprendizaje. Lo mismo ocurre con los docentes: al callar un momento, sus preguntas mejoran, se abren al diálogo, y dejan de ser simples disparadores para convertirse en invitaciones al pensamiento.

 

Ese gesto mínimo —guardar silencio— apunta a algo mayor: la necesidad vital de pensar sin interrupciones, de concentrarnos en una sola cosa, aunque sea por breves instantes. En un mundo saturado de notificaciones, es casi una osadía.

 

Aquí entra en juego el concepto de ocio vital, entendido no como pasatiempo vacío, sino como tiempo necesario para la contemplación, el análisis y la construcción de sentido. Sin ocio, no hay reflexión. Sin reflexión, no hay decisiones. Pero no se trata de romantizar la quietud. El ocio, si se vuelve eterno, puede derivar en evasión o en letargo.

 

Y confieso algo: escribo esto desde la contradicción. Soy impaciente, y a veces ansioso. Me gusta resolver las cosas rápido, moverme rápido, pensar rápido. Pero he aprendido —a las malas— que ser veloz no es lo mismo que vivir en piloto automático, y que se puede actuar con agilidad sin renunciar a la lucidez. Pensar no significa ir lento. Significa ir con sentido.

 

Tal vez no necesitamos más pausas eternas, sino pequeños silencios bien colocados. Como ese segundo antes de contestar un mensaje, antes de dar una clase, antes de decir lo primero que se nos ocurre.

 

Tres segundos. A veces, eso basta.

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RTVC de todos

Es inaceptable que los medios públicos, que pertenecen a toda la nación, sean utilizados para promover la ideología del mandatario colombiano, como evidenció el homenaje de RTVC a alias Tirofijo, encabezado por un fanático de izquierda con credencial de periodista. Gustavo Petro fue electo presidente con 11.281.013 votos (50,44 %), mientras que Rodolfo Hernández obtuvo 10.580.412 (47,31 %).La abstención alcanzó el 41,8 %, y sumando los votos en blanco y nulos, queda claro que una parte importante de los colombianos no se ve representada en Petro ni en su proyecto político. 

El homenaje al fundador de las Farc ha avivado el debate sobre el uso de los medios públicos en Colombia. En teoría, estos deben servir a la ciudadanía con información imparcial y pluralista, garantizando el derecho a la información y promoviendo el debate público. Sin embargo, RTVC ha sido convertido por Hollman Morris en un instrumento de propaganda oficialista.

Los medios estatales deben ofrecer información veraz y garantizar un debate que refleje la diversidad de opiniones. Según el Reuters Institute, los medios financiados por el Estado deben actuar con independencia editorial y compromiso con la verdad. RTVC nació para fortalecer la información cultural, educativa y de interés público, pero su actual dirección ha desviado ese propósito.

Bajo la gestión de Morris, RTVC ha dejado de ser un medio público para convertirse en una máquina de propaganda gubernamental. La exaltación de figuras como Tirofijo es un intento de reescribir la historia bajo una óptica ideológica, distorsionando la memoria del país y marginando otras perspectivas. Este uso indebido de los medios estatales evidencia su captura por el oficialismo, desdibujando la línea entre lo público y lo propagandístico.

RTVC pertenece a todos los colombianos, no solo a quienes apoyan al gobierno de turno. La democracia exige que los medios financiados con recursos públicos reflejen la diversidad del país, en lugar de convertirse en herramientas ideológicas. Modelos internacionales como la BBC garantizan su independencia con regulaciones que limitan la influencia gubernamental. En Colombia, en cambio, RTVC se ha reducido a una caja de resonancia petrista, debilitando su credibilidad.

La financiación de estos medios proviene de los impuestos de todos, por lo que su contenido debe representar a la totalidad de la sociedad y no solo a un sector específico. La falta de diversidad en RTVC, tanto en contenidos como en talento al aire y equipo de producción, traiciona su mandato original y erosiona la confianza del público. 

La propaganda disfrazada de “faro de la verdad” como la tildó Petro, atenta contra la democracia. Ojalá los otrora críticos (por mucho menos) de administraciones anteriores de RTVC, levanten la voz igual que lo hicieron con Bieri, por ejemplo;a quien yo también increpé y celebre su defenestración. 

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Más que rimas

Me gusta decirle a mis estudiantes que al referirme a Aristóteles debo hacer la venia, porque fue un genio que mantiene vivos sus conceptos vigentes en tantas cosas de nuestro día a día. La poesía, que celebra su día mañana 21, no es la excepción.  Para Aristóteles, poiesis era el acto fundamental de la creación, la capacidad humana de dar existencia a algo que antes no estaba. No se limitaba a la poesía, sino que abarcaba todas las formas de producción artística y material, desde la escultura hasta la arquitectura. En su Poética, sin embargo, definió una forma específica de poiesis: la poesía, entendida como una imitación (mímesis) de la realidad, no en su forma literal, sino en sus posibilidades.

 

La fecha que celebramos mañana nos convoca sobre el significado de esta forma de arte y su lugar en el mundo contemporáneo. A lo largo de los siglos, el término "poesía" se desligó de la poiesis en su sentido amplio y quedó reservado para el arte de la palabra, especialmente en su forma versificada. La poesía es la esencia creadoraes, ante todo, un acto de transformación. Hoy, aunque la poesía ha cambiado de formas y canales, su función sigue siendo la misma: dar sentido a lo que nos rodea, capturar lo indecible y desafiar los límites del lenguaje.

 

La poesía no solo nombra, sino que también sugiere, evoca y deja espacio al misterio. En su esencia creadora, no siempre busca atrapar la realidad, sino dejar que esta fluya sin ataduras. Así lo expresa Bibiana Bernal en su poema, donde el silencio y la contemplación se convierten en actos poéticos en sí mismos:

 

Silencio

Ni escribir sobre pájaros

ni fotografiarlos.

Solo asistir a su vuelo.

Abandonar la vana intención

de eternizarlos en la palabra y la imagen.

Perpetuarse en la fugacidad

de su travesía por la mirada.

Callar, con las manos y con los ojos.

Callarno para fingir el silencio

que dejan a su paso

sino para serlo.

Con la poesía celebremos la capacidad humana de crear y de reflejar el mundo, como lo dijo Octavio Paz “La poesía no es un documento, sino una creación.

 

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El Ritual de la luz

El pasado jueves 7 de marzo, la luz volvió a brillar en el interior del Teatro Román en Pijao. Tras décadas de abandono, el emblemático escenario de este maravilloso municipio del Quindío reabrió sus puertas, devolviendo a la comunidad un espacio que alguna vez fue el alma cultural del pueblo. No se trata solo de materiales de construcción –que también y aún falta mucho-, sino de la recuperación de un ritual, de una memoria colectiva que había permanecido en pausa desde el terremoto de 1999 y la llegada de las tecnologías digitales que desplazaron el cine en 35mm.

 

Asistir a una sala de cine no es solo ver una película. Es atravesar un umbral que nos separa de la cotidianidad, sumergirnos en la penumbra compartida de un auditorio donde la historia de la pantalla se entrelaza con la de quienes la observan. Así lo explica la teoría del cine como ritual de comunión y separación: primero abandonamos nuestro mundo exterior, luego nos sumimos en la experiencia colectiva de la proyección y finalmente regresamos transformados. Este ciclo, que en otros lugares sigue resistiendo la era del streaming, en Pijao había sido interrumpido por más de dos décadas. Hasta ahora.

 

El Teatro Román fue más que un cine. Durante mucho tiempo, sus butacas fueron testigo de romances juveniles, de reuniones familiares, de carcajadas y sustos compartidos. Don Gustavo Toro, su administrador y doliente de toda la vida, contó en el documental 'Cinema Nostalgia' de Angélica Aranda Toro que, en una de las proyecciones de las muy apreciadas películas de vaqueros, un espectador desenfundó su revólver y disparó contra la pantalla, respondiendo a las amenazas de los galanes cinematográficos. Una anécdota surreal comparable con la conmoción causada en la sala del Salón Indio del Gran Café de París, por el tren de los Lumiere

 

Además de proyectar películas en 35mm,el Teatro Román albergó conciertos, obras de teatro y encuentros sociales que crearon el tejido cultural de la comunidad. Luego vinieron los golpes de la historia: el sismo que resquebrajó su estructura y la violencia, que dejó suhuella en sus paredes. Lo que una vez fue un centro de diversión del pueblo se lo fue comiendo el polvo y los escombros.

 

La reapertura de este espacio es, en ese sentido, un acto de resiliencia y de reencuentro. No solo con el cine, sino con la posibilidad de experimentar juntos la magia de las artes. En un mundo donde la individualización del consumo audiovisual ha desdibujado la experiencia colectiva, recuperar un teatro es reivindicar la importancia de lo compartido. La Fundación del Toro, impulsora de esta restauración, lo entiende bien: además de devolverle la vida al edificio -que no es una casa adaptada, sino un espacio construido para ser un teatro a la italiana-, busca devolverle a Pijao un centro de expresión artística y cultural.

 

La luz que se encendió en el Teatro Román el pasado jueves fue más que el titilar de un proyector que desveló la película Mateo para una sala llenaes el reto de un grupo de personas que están convencidas de que la cultura necesita de la colectividad para existir. Y en Pijao, después de 25 años, ese ritual ha comenzado de nuevo.

 

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