Descargue Carmesí

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Carmesí es un libro ilustrado de Microcuentos, disponible bajo licencia Creative Commons 4.0 (CC,BY) escrito por Jorge Urrea. Siéntase libre de Descargarlo y compartirlo

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miércoles, 22 de febrero de 2023

¿Un fósil muy viviente?

Apenas con modificaciones tecnológicas, la radio ha sobrevivido a la transformación vertiginosa de los medios masivos de comunicación. Es un fósil viviente porque su lenguaje, como el del audiovisual, no se ha extinguido, ni siquiera ha cambiado; a pesar de que ha explorado en narrativas, muchas veces en busca de identidades particulares y populares que permitan mantener la fidelidad de la audiencia. 

 

Conforme a lo anterior, la radio de estos tiempos en búsqueda de la recordación, desde sus contenidos y formas de relacionamiento, ha establecido estilos que reflejan a sus oyentes. Por ejemplo, —en mi concepto muy personal— el molestísimo pisa canciones con el nombre de la emisora a pulmón herido, que, en mis épocas de radio, debía estar milimétricamente medido para que encajara en un intersticio de la canción, de manera que no interfiriera con la letra; pero ahora se ha convertido en una señal de compromiso y una suerte de mensaje, nada subliminal, que marca la canción y a la audiencia misma. Es la forma como algunas de las emisoras que cuentan con los más altos niveles de audiencia se mantienen en la mente de sus seguidores. Claro está, no es la regla general, pero si un común denominador de algunas estaciones de radio musical exitosas.

 

En cuanto a los niveles de audiencia, suele escucharse repetir, como si de loras se tratara, que la radio ya no la escucha nadie, sin embargo, las cifras de las mediciones especializadas dicen lo contrario, Tito López, maestro y conocedor del medio como pocos en Colombia, dice en una de sus publicaciones recientes: “la radio sigue vigente, con cifras poderosas en todos los segmentos” y lo sustenta con las estadísticas publicadas por el Estudio Continuo de Audiencia Radial (ECAR)de finales de 2022, donde se indica que “la penetración de la radio en Colombia sigue siendo muy alta. Del 75%. Es decir, 3 de cada 4 personas mayores de 12 años escucharon radio ayer en las 19 principales ciudades del país.”

 

Hablamos hoy de radio porque esta semana se celebró el día mundial de este medio. Como en el caso de la televisión, la radio no es solo una tecnología, sino un lenguaje, entonces las versiones web, streaming y por demanda, perfectamente entran en el concepto. Estamos hablando de un medio mágico que logra transportar a diferentes escenarios solo con el sonido, porque transmite emociones; de un medio generoso, que no busca protagonismo, sino que acompaña; de un medio poderoso, porque penetra la geografía rompiendo edificios y montañas. La radio, no a pesar, sino en complemento de los podcast, está viva y para muchos, siendo yo el número uno, es lo primero que escuchamos al abrir los ojos.

 

Zapping: Me uno a los inconformes con el cambio que pretenden hacer del escudo del Quindío. Somos porque fuimos. No se actualiza un símbolo del departamento como si del logo de una campaña política se tratara. Esta arbitraria decisión me acuerda de la obra, maravillosa, de Les Luthiers llamada La Comisión, en la que se le encarga al maestro Magiacaprini la modificación del himno nacional de un país, para ‘actualizarlo’ y de paso deslizar en su letra un mensaje proselitista. Búsquenlo en Youtube, no tiene desperdicio y de paso piensan en nuestro escudo.

 

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Decálogo del periodista

 Recuerdo, como si no se tratara de hace 25 años, que al finalizar mi pregrado en Comunicación Social – Periodismo, en la Universidad Externado de Colombia, no nos íbamos a poder graduar todos al tiempo, así que una compañera tuvo la buena idea de que hiciéramos una ceremonia en la que recibimos sendos pergaminos escritos a mano con el decálogo del periodista, y como si fuera el diploma pasamos uno a uno a recibirlo de manos del rector Fernando Hinestroza, —tremendo honor—.

 

En este 9 de febrero, en que muchos que se dicen periodistas esperan regalos, me parece pertinente compartir con ustedes, respetados lectores, esos 10 puntos que rigen el deber ser de un verdadero periodista, así habrá más criterio para identificar quien merece, verdaderamente, este honroso título. 

 

1.   La información es un derecho de todos los ciudadanos y no un derecho propio de los periodistas

2. La prensa no es un poder, sino un límite social a la arbitrariedad y al abuso de poder, a la vez que uno de los principales instrumentos de difusión del conocimiento.

3. La independencia de un medio de comunicación, la objetividad y la transparencia son la base de su credibilidad y de ella responden tanto los periodistas como los editores.

4. La independencia se sustenta necesariamente en la rentabilidad, pero también en el no sometimiento de los profesionales a disciplina ideológica, partidista o de grupo que coarte su objetividad.

5. La objetividad nos hace renunciar a todo protagonismo, a todo prejuicio personal o social, y a considerar que, como norma, toda fuente es interesada, lo que impone el contraste de la información y la identificación de las fuentes.

6. El conocimiento de los temas es la mejor defensa frente a la manipulación.

7. La defensa de la verdad y del interés social, la tolerancia, la duda continua, la curiosidad y la tenacidad son irrenunciables en el oficio de informar, al igual que el espíritu autocrítico y la sensibilidad hacia las demandas del público. La arrogancia es pasaporte seguro hacia el abuso y el error.

8. Desconfiar por principio siempre que un periodista se presente a sí mismo como poseedor único de la verdad, como el héroe de una película, no sea que quiera imponer a los demás una espiral del silencio a quienes discrepen de sus puntos de vista.

9. Rectificar puede ser doloroso, pero es un acto de justicia para con los lectores y los protagonistas de los hechos, a la vez que una segunda oportunidad para acertar, que no siempre se da en otras circunstancias de la vida.

10.        Si se quiere de verdad influir en la sociedad que nos rodea, los datos siempre son más tercos que las oportunidades y, a la larga, más eficaces.

 

Esperemos que hoy haya más reflexión académica y menos cocteles, aunque no hay que olvidar que es año electoral, luego, la ‘fiesta’ opípara será.

 

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