Durante su campaña para llegar a la presidencia de la república, Gustavo Petro prometió un “pacto por la cultura, arte y deporte” en su documento programático se puede leer: “Se fortalecerá la red pública de canales y medios regionales para la producción y difusión de contenidos culturales de alta calidad, enfatizando en las radios públicas y comunitarias. Apoyaremos a los artistas en creación de contenidos para las plataformas digitales como estrategia para la dinamización de la creatividad, impulsando sectores estratégicos como la industria cinematográfica nacional, promoviendo el empleo cultural y los procesos de afirmación identitaria.”
Suena bonito. Sacar adelante estas propuestas corresponde a las carteras de Cultura y Tic. Así que miremos en qué andan:
La ministra de cultura hasta ahora ha manifestado un gran interés por cambiar el nombre del ministerio, ya no se llamará MinCultura sino Micasa: Ministerio de las culturas, las artes y los saberes. Muy creativo (!), pero, hasta ahora, la ministra no ha sido nada vehemente respecto a la reforma tributaria y lo concerniente a la eliminación de los estímulos en la producción de libros o para la creación cinematográfica, industria que estaba de manera explícita en la propuesta de Petro presidente. Patricia Ariza se ha dedicado, —casi como activista— al “tejido social” y a la “Paz total” en prospectiva, más no a defender, en tiempo presente, el oxímoron que representa impulsar “sectores estratégicos” como la industria cinematográfica a punta de quitarle lo que ya se había conseguido a fuerza de gestión en otros gobiernos. Por fortuna el senador Gustavo Bolívar se ha puesto la camiseta y ha peleado el asunto escuchando y amplificando el clamor de productoras como Ana Piñeres y un grupo importante de artistas que, valga decir, le hicieron campaña a Francia y Petro.
Respecto al MinTic, al momento de escribir esta columna, 17 días después de la posesión del presidente Petro. No hay ministra nombrada. En cambio sí, toda una telenovela llena de intrigas, politiquería y pulso de poder entre las fuerzas progresistas y otros interesados. Después de días de dilatar el nombramiento de Mery Gutiérrez y pedir nueva terna al partido de la U, —hágame el favor—; ayer se conoció que definitivamente no va por los múltiples cuestionamientos y posibles conflictos, además de la mala imagen que le transfiere a Petro. Aunque en el libro de la historia queda registrado que hizo lo que más pudo por nombrarla. Ahora la terna se baraja de nuevo, esperemos que consideren nombres que han sonado como el de y Alexandra Falla y Diana Celis. Sin embargo, la promesa de fortalecer los canales y la producción de contenidos, hasta ahora, no tiene doliente. En la misma línea no se ha nombrado, ni siquiera se ha hecho un guiño, gerente de RTVC, entidad encargada de los medios públicos nacionales. Allí esperemos que no llegue, como lo sugirió la revista Semana, Hollman Morris, expareja sentimental de la fallida designada MinTic y quien tiene una visión retrógrada y activista de la televisión pública, sin contar con los múltiples procesos e investigaciones que surtieron en su contra cuando estuvo al frente de Canal Capital.
Es cierto que apenas está comenzando el gobierno y se le abona a Petro la voluntad de corregir, pero, el hecho de que aparezcan contradicciones como las de la reforma tributaria contra las industrias culturales dejan la idea de que hay un pacto interruptus y que el equipo no está sintonizado.
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