Hace apenas una década, en la industria mediática, la tendencia era la desregulación y la generación de conciencia del autocontrol en los medios de comunicación. Hoy, en los círculos ilustrados de las hipermediaciones, se puede apreciar una gran sed de regulación que pretende recaer sobre las plataformas.
Se entiende por regulación la intervención de las autoridades públicas con el objetivo de controlar el comportamiento del ecosistema mediático, y de acuerdo con Guillou, se ejerce en un sistema turbulento, complejo, influido por las tecnologías emergentes, la multiplicación de actores y rivalidades ideológicas. Esto podría dar la razón a quienes claman por la regulación, pues describe fielmente el escenario de las mediaciones digitales actuales.
La escasez del recurso hace necesario el control. Sí, cuando hablamos de medios radiodifundidos estos llegan hasta los usuarios a través del espacio radioeléctrico, un recurso finito, bajo la tutela del Estado, que pone en ventaja absoluta a quienes pueden acceder a él, pero los ‘nuevos medios’ corren por internet y éste, si bien no es infinito, no es tan limitado. Así las cosas, las posibilidades de ofertar servicios y contenidos están al alcance de todos y dependen de la creatividad y tenacidad de los creadores. Ya es conocido que muchas de las grandes plataformas o industrias tecnológicas iniciaron en un garaje.
En una reciente conferencia sobre el tema, reseñada por observacom.org, algunos de los expertos manifestaron que dentro de la regulación se debía ejercer control sobre los algoritmos de las plataformas, el anonimato en las redes sociales, los discursos de odio y la capacidad de respuesta de las plataformas sobre ciertos contenidos, también afirmaron que la regulación sobre aplicaciones audiovisuales se debe hacer por un tema de “soberanía nacional”, por lo que se debe exigir la oferta de contenidos locales de manera recíproca. Otras líneas propenden, también, por el pago de impuestos por parte de las plataformas.
Como dicen las abuelitas “ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”, la regulación, para que sea útil, implica profundo conocimiento de un ecosistema en constante evolución y esto resulta en que cuando la regla se expide el modelo ya está en su curva descendente, es decir, llega tarde.
Por otro lado, se corre el riesgo de descargar el peso de ley sobre los ciudadanos de a pie en vez de sobre las plataformas. Solo por poner un ejemplo, ¿Quién cree que paga el cargo adicional de los impuestos cobrados a Netflix?
Zapping: Se mueve el área audiovisual en el Quindío. Esta semana pudimos disfrutar del Festival Quindiano de Cine y Video. Por otra parte, mañana viernes 27, a las 9 a. m., Miguel Urrutia, reconocido guionista, director y productor, estará dando su taller de cine recursivo a través de la página de Facebook de Quindío Tomando Escena, proyecto ganador de concertación departamental.
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