El concepto de ‘medios alternativos’ es un eufemismo que están usando en el gobierno para denominar a mercenarios de la comunicación, muchos de ellos doxósofos cuasi iletrados que repiten libretos en la línea que determine el ‘guanumen de turno’. En otras columnas he evidenciado cómo la organización de ejércitos de opinadores, influenciadores, militantes con celular e internet, no es un asunto aislado.
El Socialismo del siglo XXI viene generando encuentros internacionales en los que, seguramente, la doctrina está en el orden del día. Verbigracia el “Encuentro de comunicación popular” en abril de 2024 en Venezuela y apenas 5 meses después, en Armenia, el “Encuentro nacional de medios alternativos, comunitarios y digitales.” Organizado y financiado por el gobierno Petro.
El siguiente paso ha sido certificar a esos opinadores, es decir, convalidar lo que –en la mayoría de los casos– la academia no ha hecho. Mientras los universitarios interesados en la comunicación social invierten su tiempo, su dinero y esfuerzo en asistir a clases, leer, hacer trabajos, aprender ética profesional, en lapsos no menores a 8 semestres, el gobierno del Cambio regalará certificaciones en 150 días y garantizará la conformación de verdaderas huestes de influenciadores, alineadas con la ideología de gobierno. ¿Qué significa ser alternativo? ¿Alternativo a qué?
El concejal Daniel Briceño denunció que el Ministerio TIC, en un convenio directo con el canal Telecafé por $10.974 millones, pretende crear una “escuela de medios alternativos y digitales” para lo cual el canal, firmó un contrato de $1.624 millones con la fundación FUNDETEC, dirigida por Farid Parrado Corredor, primo de Albert Corredor y aliado político de Daniel Quintero. El objetivo: formar influenciadores y medios alternativos. El contrato fue adjudicado sin concurso y el cronograma establece que los nuevos medios estarán activos justo antes de las elecciones presidenciales de 2026 -qué conveniente-.
Es una lástima que nuestro canal regional Telecafé, otrora libre de este tipo de señalamientos y bastión de identidad regional, sea el facilitador de estas iniciativas llenas de incertidumbres respecto a las formas de contratación y sus destinatarios. Una lástima que un medio de comunicación, de los convencionales (televisión regional radiodifundida), en oposición a los mal denominados ‘alternativos’ sea el impulsor de un semillero de medios –en su mayoría unipersonales– cuyo principal objetivo sea conformar cámaras de eco a los mensajes institucionales y las guanumenadas del día. Una lástima que el canal regional del eje cafetero, gestione recursos para crear y promover medios que no lo son, mientras la industria audiovisual regional está famélica. ¿Cuánto dinero de esa intermediación será para promover la producción audiovisual en el Eje Cafetero?
El pecado es triple: contra la academia regional, que teniendo todos los méritos no es la beneficiaria del diseño e implementación del infortunado proyecto (aunque es mejor no formar parte del exabrupto de certificar para guanumear), contra los medios organizados que se esfuerzan por mantener su infraestructura técnica, de transmisión y un equipo humano formado y experimentado (eso incluye al mismo Telecafé) y contra la industria audiovisual regional, que no es receptora de los millonarios recursos que el Estado, por guiño del Gobierno, le está girando al canal.
No son buenos tiempos. Nos vemos en la red (0).
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