MTV no era solo un canal. Fue una experiencia generacional. Los que crecimos con su pantalla como ventana cultural recordamos lo que significaba esperar el estreno de un video o descubrir, por casualidad, una banda que jamás habría llegado a la radio local. En ciudades donde la oferta musical era limitada, MTV fue conexión con el mundo. Era la academia visual del pop, el rock, el grunge y la electrónica; una escuela de tendencias gráficas, de modas y de actitudes.
El anuncio de que Paramount Global apagará los últimos cinco canales musicales de MTV antes de diciembre de 2025, es decir, MTV Music, MTV 80s, MTV 90s, Club MTV y MTV Live, marca algo más que una decisión empresarial. Es el cierre de una era que definió el modo en que aprendimos, especialmente los de mi generación, a mirar la música y a sentir la televisión.
MTV inventó una nueva manera de comunicar. La figura del VJ, esa evolución audiovisual del DJ, le dio rostro y estilo a una televisión que hablaba directamente al espectador, que mezclaba música con personalidad, moda con discurso. Cada video era una pieza de lenguaje, un relato en movimiento. Las pausas entre programas estaban llenas de promosirreverentes, de animaciones, de ironía y de cultura pop destilada en segundos: los primeros destellos de lo que después serían los “reels” o los “shorts” en redes.
Su poder fue tal que definió la estética de toda una época: de los sintetizadores ochenteros a la distorsión noventera, de Madonna a Nirvana. En sus pantallas nació el videoclip como obra artística y se consolidó la idea de que la televisión podía ser un espacio de identidad juvenil y de experimentación narrativa.
Como alguien que ha observado de cerca la evolución de la televisión, no puedo evitar leer este cierre como un síntoma del cambio profundo en la relación entre los medios y la cultura. La televisión lineal ya no dicta las tendencias: ahora los algoritmos lo hacen. YouTube, TikTok y los servicios de streaming sustituyeron la programación compartida por la personalización infinita. Pero con esa mutación se pierde algo: el ritual colectivo de ver, al mismo tiempo, el estreno de un video o un concierto en vivo. MTV nos enseñó a mirar juntos.
Algunos dirán que MTV murió cuando se llenó de realities y abandonó la música. Tal vez sea cierto. Pero su legado permanece en cada video vertical, en cada transición creativa, en cada intento por narrar visualmente la emoción de una canción. MTV fue la chispa que encendió la cultura audiovisual moderna. Su apagón me entristece, pero deja el eco de un lenguaje que cambió la historia de la televisión y del arte popular. Desde la reflexión académica seguirá siendo referente estético e histórico del videoclip en el mundo.
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